La realidad nos golpea, nos abruma,nos acongoja;entra a nuestras vidas sin llamarla, está allí. La tele " nos informa" pero a la vez pone su cuota de cinismo, de morbo con el simple movimiento de apretar un botón.
Las bajezas humanas están a la orden del día, ya no nos conmueve nada, ya no nos asombra nada, esperamos cada mañana como otra familia se queda sin su ser más querido y el periodista sensacionalista e inescrupuloso le pregunta con total desparpajo a una madre envuelta en llanto-¿como se siente por perder a su hijo?.
Todo es absurdo y sin sentido, una mujer se prostituye en cámara por cinco segundos de fama, mientras otra se muere quemada en manos de su marido.
Hay que desandar lo que ya hemos andado, aprender lo ya olvidado o mejor dicho re aprender lo ya enseñado. Cerras los ojos y escuchar, el canto de los pájaros. Respirar profundamente el pasto, húmedo por el rocío de las mañanas de verano o las hojas secas en otoño, añorar ese calorsito en pleno invierno, llorar por la emoción de recordar a los seres queridos. Mirar a los ojos a nuestro perro y acariciar su lomo como recompensa.Descalzarnos al llegar a casa después de un día fatal.
Extender los brazos y mirar al cielo, girar y decir ¡GRACIAS UNIVERSO! por el simple acto de respirar.
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