Otra tarde se va. Mientras agonizan
los últimos suspiros del sol,
los recuerdos se hacen carne en mi interior.
Cuantos atardeceres contemplados
mientras palabras enmudecían con él,
suspiros se ahogaban en el pecho.
Ocasos de mi infancia,
con la incertidumbre de lo que vendrá.
Aquellos de la adolescencia,
acompañados de sueños por imaginar.
Los de la madurez,
los más nostálgicos
de esos pocos quedan ya.
Llega la noche con su oscuro misterio,
el cielo salpicado de pequeños diamantes.
Cuantas de esas estrellas ya no están,
apenas un recuerdo
de un universo que se extingue.
Yo me quedo contemplando,
aguardando silenciosa
de mi existencia su final.
M.PORRA.S
16/09/12
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