Día maravilloso de sol. Tarde que obliga a los bellos recuerdos de una época dorada; lejos muy lejos en el tiempo. Un tema romántico sonando en el aire, un perfume conocido pero distante.
El alma queriendo escaparse de mis entrañas y remontar la difícil cuesta hacia el pasado. El ayer vuelve, siempre lo hace, trayendo pequeñas flores en el alma desolada, o tal vez olvidada de fantasear.
Los sueños son pequeños islotes en el tiempo, hay que recorrer largas distancias y remontar en contra de la corriente para llegar a ellos; ahí están en medio del mar, como un arrecife desolado.
La nostalgia es un sabor, un olor o quizás un color, que vuelve a invadir nuestro ser solitario, reseco de vivir, que solo se riega con el agua fresca de los recuerdos.
Cuando uno se olvida por completo de esa adolescente que alguna vez existió dentro nuestro, está envejeciendo de cuerpo y alma.
Todas esas reminiscencias afloran en una tarde soleada, como tantas de ellas en el recuerdo
Las últimas horas del día se desangran con sus tonos rojizos, agoniza, se precipita hacia la oscuridad, mis recuerdos se van, se ocultan como el sol al caer y volverán junto con el sol en otro amanecer nuevo.
M. PORRA. S
Muy bueno!!
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